A esto agregaría que las peores inversiones se originan en momentos de mayor optimismo y de mayor complacencia para con los activos. Esto sería lo que estamos viendo en el último trimestre del año dónde el mercado de acciones por ejemplo el S&P 500 subió un 20% celebrando lo que por ahora sería un “soft landing”(enfriamiento de la economía sin recesión) y una desinflación. Lo que era una recesión asegurada producto de una suba de tasas ya pasó a ser un “soft landing” para la mayoría de los analistas del mercado. La inflación también parece que baja a ritmo deseado por el mercado, mientras que también se esperan bajas de tasas para el año que comienza.

Tal como muestra el gráfico que surge de las encuestas que hace CNN a distintos actores de la industria, nos encontramos con un mercado cuasi-eufórico, dónde la codicia por parte de los inversores es casi extrema. A su vez el posicionamiento retail( es decir los inversores individuales) también están muy posicionados en acciones. Estos datos invitan a la cautela, sobre todo en los nuevos fuertes consensos y en los activos que más han subido.

El año que terminamos será recordado por una exorbitante performance de lo que se llama las Magnificent 7, es decir las siete acciones que más ponderan en los índices de la bolsa americana. A riesgo de ser reiterativos, también mantenemos la cautela acá sabiendo que cuando hay tal complacencia y las cotizaciones se encuentran a altísimos múltiplos de ganancias y con poco crecimiento por el lado por ejemplo de Apple dónde las ventas no crecen, por ende es razonable epserar resultados mediocres a futuro. Citando a Howard Marks de nuevo: “no existen malas inversiones, solo malos precios” y lo de las Magnificent 7 no parecen ser buenos. Tal como muestra el grafico de Crestmont abajo, se puede ver como en los últimos años vino fuerte suba en los mútiplos y sabiendo que esto suele ser cíclico, pareciera ser el turno de la contracción de los mismos por ende ser puede esperar algún golpe a la valuación.

A pesar de no hacer pronósticos ni de tomarlos muy en serio, el inicio del año trae otros interrogantes a tener en cuenta para entender las aguas dónde uno navega: ¿La economía americana tendrá algún impacto tardío de la violenta suba de tasas? El año electoral junto a la falta de escrúpulos del actual gobierno para hacer una política fiscal expansiva invitan a creer que la actividad no se va a debilitar a pesar de encontrarse en casi pleno empleo. Por otro lado China intenta encapsular las derivaciones de su crisis del sector inmobiliario mientras intenta retomar la senda de crecimiento del 5%. A pesar de la opacidad de las estadísticas locales queda claro que las “tasas chinas” quedaron atrás. ¿Subirá el bank of Japan finalmente la tasa de interés para domar la incipiente inflación con su consecuente implicancia sobre su gigante deuda de 250% de su PBI? ¿Tendrá Europa iniciativas para una salida de la estanflación dónde permanece? ¿Escalarán las tensiones en Medio Oriente, Ukrania, Taiwan? ¿Retomarán las materias primas el incipiente bull market que mostraron en 2022? No lo sabemos pero los peores golpes a los mercados suelen ser cisnes negros, es decir eventos disruptivos muy difíciles de anticipar, así que mejor estarse siempre listo y adecuar el posicionamiento para aquello que no sabemos que es, pero que seguro vendrá.

25/03/2024 – Marcos Elizalde